ICE MOON……CAPITULO IV
*SECTOR VIP*
Mientras dormía…..sonó el inalámbrico de la habitación…no pensaba atender pero sonaba insistentemente.
-¿Hola….-conteste algo dormido.
-Ed..?-sonó una voz sensual del otro lado.
-Si…- conteste sorprendido, que tonto, solo Iara podría llamarme
-Estoy a pocas cuadras de allí. Levántate que iremos a cenar y te mostraré la vida nocturna de BUENOS AIRES.
-En eso estoy-mentí como un niño,en realidad aún me encontraba en la cama..
Apagué el equipo. Encendí la luz, revolví toda la ropa, buscando algo que combinara, que mal se vestía este tipo, toda ropa deportiva, una onda a la gente de color que escucha rap, definitivamente no era mi estilo.
Pensándolo bien, cuando llegue Iara, le diré que prefiero quedarme, me siento algo cansado.
En ese momento se abre la puerta del ascensor y entra ella junto a un hombre, ambos cargaban bolsas, muchas bolsas, como si hubiesen ido de shopping en tan solo tres horas de ausencia.
Su sonrisa se ensanchaba de oreja a oreja…
-Gracias Alex…-dijo mirando al hombre de color, que estaba muy bien vestido, quizás su traje hasta era de una marca reconocida
Por la forma en que le agradeció, debía ser su empleado. El hombre solo la miró y bajó su mirada, como esperando algún tipo de orden.
-Acomode las bolsas sobre el sillón. Retírese. Yo me encargo de todo.
Alex se retiró en silencio.
-¿Descansaste?¿Todavía no te has cambiado?-su tono era de reproche.
-Tuve toda la intensión de estar listo, pero no es mi estilo el de tu hermano-me sonreí.
-Me imagine…por eso fui a comprarte ropa. Pensé que al no traer un bolso y por conocer su pésimo estilo rapero.-me da un par de bolsas- no tendrías que ponerte para salir….
-Muchas gracias…Espero no ocasionarte muchos inconvenientes. Ni bien consiga un buen trabajo te devolveré todo el dinero que has gastado-si supiera que puedo comprar esto y más.
-No es necesario, Ed. Ni te preocupes, tengo de sobra….Para mi el dinero es solo papel, que te ayuda a ser feliz…ja…ja. Soy muy feliz cuando gasto y más para alguien bonito como vos. Además como viene se va-me guiño un ojo- Prepárate que en quince minutos, nos pasa a buscar Alex…y a vivir la noche….
Solo le sonreí, no me agradaba mucho la idea, prefería quedarme, comer algo y mirar una peli.
En la habitación, apilé toda la ropa sobre una cómoda, ropa interior, remeras, calzado, pantalones…esta chica si que sabía gastar, me recuerda mucho a Ashley.
Por su ritmo de vida, seguramente me llevaría a cenar a un lugar caro de PUERTO MADERO. Por lo tanto debía vestir elegante. Me puse un traje oscuro, camisa blanca y zapatos, nuevo….gracias a Dios, eran mi número…
Al ver mi imagen reflejada en el espejo….me recordó a la vida de hace tan poco unas semanas tenía. Pero mi mente me ayudo a salir de esos pensamientos y le agradezco haberlos cambiado por el día en que la vi por primera vez…diría mejor…por única vez.
Le sonreí al espejo y salí al encuentro de la mujer que se cruzó en mi camino y me cobijo en su casa….
-vaya…vaya.!!Que hermoso que te queda, di con tu talla. Perfecto.¿ Que opinas Alex? Esta noche, cenaré con un bombón…
Alex, parado con sus manos cruzadas por la espalda, Solo asintió con su cabeza.
- Seré un bombón y tu una princesa- claro que lo estaba, vestía un hermoso y ajustado vestido negro de encaje, del cual se traslucía muy bien, apostaría que no llevaba ropa interior.
Sus tacones pequeños, hacían juego con su bolso, pequeño, tan pequeño que solo cabían sus puchos y el celular.
-Esta lista, señora- Dijo Alex
Tomamos el ascensor, salimos a la calle….Y oh sorpresa…con su mano enguantada el chofer abrió la puerta de un BMW dorado…único. Creó que es un auto muy lujoso…para la mujer que conocí hoy, en un bar casi abandonado, no entendía nada, algo me olía mal.
Alex manejó a un destino que seguramente conocía muy bien su camino. El viaje transcurrió en un silencio sepulcral, aunque mientras manejaba no me quitaba la vista de encima, cada cinco minutos el chofer me miraba por el retrovisor.
Al llegar a destino, descendió del auto, tomó la mano de ella, y la ayudó a descender…observé a Iara caminar hacia un auto negro, estacionado detrás nuestro, creó que nos siguieron todo el viaje.
Alex abre mi puerta y me dice tímidamente…
-Señor, me pregunto que hace un hombre como usted, con una mujer así….!!!
No podía salir de mi asombro,mi cara se transformó. Alex continúo…
- Señor…tengo hijas adolescentes que lo aman. Soy su fiel admirador, he visto sus películas.-me sonrío y cerró la puerta del auto
En ese momento, me hubiese gustado caer en un cráter que llegara al núcleo de la tierra.
Iara observaba la escena desde lejos y conversaba con esos hombres.
-Alex…por favor…le pido discreción….ella no lo sabe aún-lo miré con desesperación y mis ojos clamaban silencio
_Señor Parttinson…seré una tumba-y usando un tono lúgubre, agregó. No sabe quién es ella, es un boleto sin retorno en su vida…
_Cariño. Vamos.
Caminé hacia donde se encontraba ella, miré de reojo hacia atrás, no había comprendido sus palabras, me sonó a ”vete mientras puedas”.Levante mi mano y la agite saludando al chofer. Le reste importancia a su comentario.
-Que hablabas con mi chofer?
-Nada importante, solo de lo imponente de este casino flotante, parece “LAS VEGAS”.
-Mejor así, yo pago y ellos obedecen.- sonrío irónicamente.
-¿Cenaremos aquí?- Le pregunte, cambiando de tema…
-Si. Me siento feliz por ti. Mañana empezaras a trabajar en el bar como lava copas, donde nos conocimos-me miro a los ojos-¿lo recuerdas mi vida?
-Por supuesto, ha sido hoy-le sonreí.
Estaba sorprendido, ésta mujer parecía tener dos personalidades bien definidas, de día una dama en apuros buscando a su salvador. De noche, una reina de la mafia, los hombres a su alrededor, la obedecían y le rendían honores.
¿Quien es verdaderamente IARA CONSTANTINE?
-Ven corazón…subamos al sector VIP.
El casino desbordaba de personas, gente muy refinada, personas muy poderosas, otros muy famosos, mientras pasábamos entre ellos, me iba presentando.
Aunque por otro nombre, me llamaba Edmundo, según ella sonaba más sofisticado, a mí me resultaba horrible…preferiría Edward, ese nombre me recordaba a que alguna vez fui parte de esa vida de parodia.
Ingresamos al sector VIP, se encontraba desierto, solo una mesa en el centro, preparada para una velada romántica.
En el sector izquierdo, una banda que tocaba música clásica y a la derecha cinco mozos, de apariencia juvenil, parecían sacados de un catálogo de ropa interior.
Cada uno con diferentes bandejas con platos exquisitos de diferentes partes el mundo.
Para mí, no era nada nuevo, pero tenía que poner cara de asombro para que no sospeche nada.
En realidad hubiese preferido comer un asado, dicen que es lo mejor de Argentina.
Uno a uno, nos fueron sirviendo…tomamos un MOEL &CHANDON (champagne), exquisito por su burbuja fina y sedosa, aunque excesivamente caro.
No pobre bocado, solo tenía sed, a decir verdad, no se cuanto habíamos tomados, porque mi copa, siempre esta hasta el borde.
Iara rompió el silencio….
- Hermosa melodía!!!. Claro de luna de Claude Debussy.¿ La conoces?
- Shhh!-mi rostro agudizo mis facciones dando a entender que intentaba recordar la melodía-.Definitivamente nunca la escuche en mi vida.-esta vez, no le mentí. Solo le oculté la verdad.
-No has probado bocado. Pensé que seria de tu agrado la cena-comentó algo preocupada.
- Estoy haciendo una dieta especial, solo comida chatarra, además mi paladar no sabe degustar tan exquisito manjar.
- Si bebes tanto, seguro que terminas embriagado-su comentario le dio gracia.
-Es verdad, me siento muy avergonzado.
-No te preocupes, hemos tomado parejo, la noche es muy larga y finaliza cuando sale el sol…-nos reímos.
A esta altura se me dificultaba mi español, todo me daba vueltas a mi alrededor, nunca había tomado tanto,me sentía realmente alegre…demasiado…me carcajeaba solo y sin un motivo, podría decir que hasta me sentía en desventaja con la situación…
_Ed, salgamos del VIP, jugaremos un rato.-creí que lo decía con alguna connotación sexual.
_Coooo…mooo…tu diigass , princess-que mal me sentía ,totalmente ebrio
Ella sacó su teléfono, envió un texto y en un segundo, los hombres con los que hablo en la entrada, llegaron con un maletín negro.
Tomamos el ascensor del VIP, apenas podía caminar, no paraba de reír…la puerta se abrió en una sala privada de ruleta…Había solo una mesa, adornada por hermosas modelos, cada una detrás de un apostador, sería para la suerte.
Yo era el único hombre, detrás de una apostadora.
Se acercó a una ventanilla, abrió el maletín, cielos, contenía tanto dinero, como mis regalías de todo un año.
A cambio le dieron unas pocas fichas, cada una con un valor desorbitante. Apostó la mitad de sus fichas…
-Colorado el 32-dijo el crupier
-Ganamos amor-ella saltaba de la alegría y me abrazó con emoción
Para mí, su abrazó fue muy intenso, al sentir su cuerpo diminuto contra el mío, su delicada piel perfumada y el solo hecho de suponer que no llevaba ropa interior, despertó en mi un instinto animal, incapaz de controlar por mi ebriedad.
Su abrazó duró una eternidad, mis manos acariciaban su espalda al descubierto, su piel se sentía tibia, todo su cuerpo era una invitación a una noche lujuriosa.
En ese momento, sentí la necesidad imperiosa, de barrer con mis manos las fichas de la mesa, tomarla por la cintura, subirle la falda y poseerla brutalmente delante de todos los apostadores, sobre ese paño verde, que hacia juego con sus ojos. Realmente me sentía prendido fuego…
Cuando ella se suelta de mi agarre, note en su mirada su calor interno, como si hubiese leído mi mente…solo me sonrío. Mientras sentía como aumentaba de tamaño mi pasión, a través de mi pantalón.
En un par de horas,había triplicado la cifra del maletín.
Me encontraba detrás de ella, observando el juego,aunque no veía ni las fichas,las copas danzaban entre llenas y vacías,ya no recordaba mi nombre, ni donde estaba, ni quien era ella.
De tanto en tanto, desde la punta de la mesa, se estiraba para colocar la ficha en el otro extremo, oportunidad que aprovechaba para ocasionalmente rozar mis partes masculinas con el final del escote de su espalda.
Al sentir mi rudeza masculina, me miraba desde ese ángulo, se mordía su labio inferior y me guiñaba un ojo.
No podía pensar, deseaba esa mujer, como nada en el mundo. Maldito alcohol, que propició esta situación.
No debía desviarme de mi objetivo.
-Vamos…-le susurre al oído.
-Bueno…dime que edad tienes?
-32-le respondí con una voz grave, ocultando mi urgencia.
Apostó toda su ganancia al 32.Escuche a lo lejos-No va másss.
-Colorado el 23….
-Por Dios- dije, tomando mi cabeza entre mis manos, perdió todo. Ahora le debía como tres años de mis regalías. Ella sonriente me tomó de mi mano y tironeó para el sector VIP.
-No te preocupes, otras noches he perdido más. Los maletines van y vienen-emitió una gran carcajada..
La realidad era, que mi pasión había vuelto a su tamaño natural, el haber perdido, me hizo entrar en razón y se me pasó la borrachera de golpe.
Se acercó uno de sus guardaespaldas.
_Señorita…la están esperando…en el reservado.
Iara caminó sensualmente hacia ese cuarto vidriado, al costado de la ventanilla…en donde la esperaba un joven.
Desde la escalera me indico que subiera al vip.
Primero debía ir al baño, para mi desgracia no lo encontré, de regreso al subir la escalera, pude observar una escena que me llamo poderosamente la atención.
Un hombre joven, con un maletín negro como el que ella llevaba hace un rato, discutía acaloradamente con la reina de la mafia, esa en la que se había convertido ahora.
Cuando Iara le hablaba, con un gesto avergonzado, el joven bajaba su mirada y observaba el suelo.
Continúe el ascenso hacia el sector vip.
Una hermosa mujer limpiaba la mesa y recogía las copas con movimientos tan suaves como si fuera una niña que tocaba la cristalería de la abuela.
El lugar se encontraba en penumbras, me desmorone en los sillones, encendí un cigarrillo, luego iría a desagotar mi vejiga.
En medio de la oscuridad, la lumbre del cigarrillo iluminaba mi rostro, la muchacha acomodaba el mantel y cada tanto posaba sus ojos en mí.
Tímidamente extrajo un cigarro de su delantal, se acercó a mi lado y con una voz sensual me dijo…
-Discúlpame ¿me darías fuego?-su voz resulto ser melodía para mis oídos, mierda, pensé rápido, era ella.
Pero entre la poca luz del sector en el que estaba y los vestigios de alcohol que aún tenia en sangre, no pude articular una sola palabra.
Le encendí el pucho, al darle una pitada, reconocí su rostro que me regalaba una hermosa sonrisa. Mi corazón dio un vuelco de la emoción, me quede mudo. Maldita suerte, viajé por ella y la encontré.
-Es la segunda vez que te encuentro de traje, para casarte.-sonreímos.¿estaría en su mente como ella vivió este tiempo en la mía?
No le pude responder, no salía de mi asombro.
Cuando ella se disponía a sentarse a mi lado, se abre la puerta del ascensor del vip.
-Mi niño bonito,¿ por donde te encuentras?-esa voz provoco que mis oídos se apunaran.
-Aquí en este rincón-le dije buscando con mi cabeza de donde provenía su voz.
Giré mi rostro una fracción de segundo y mi amor se había ido.
Me desintegre por la desilusión, desaparecía por arte de magia.
En un momento se encendieron unas pequeñas lucecitas rojos en todo el lugar, mi cuerpo se sentía como gelatina, me recosté sobre el borde y mi cuerpo pesado resbalo lentamente hacia lo largo del sillón.
Caí en un reparador letargo con la imagen de mi amor en mi mente, me sentía feliz por haberla encontrado, con solo volver aquí, la haría mía de todas las maneras posibles, las inventadas y las que inventaría.
Con Iara me sentía en deuda, aunque sabía perfectamente que solo me iba bien.
Dos manos ardientes destruyeron el hilo de mis pensamientos.
Esas manos se deslizaron por ambas piernas hasta encontrar los botones de mi pantalón, estos se fueron desprendiendo uno a uno.
Los movimientos, acompañados por unos suaves quejidos, seguramente se convertirían en gemidos al descubrir que no usaba ropa interior.
Mi piel ardía en deseos. Mientras una mano de ella sobaba mi pecho, desprendiendo mi camisa, su boca introducía lentamente mi miembro realizando movimientos ascendentes y descendentes. Calentándolo en toda su extensión.
Por instinto tome su rostro con mis manos, cambie su ritmo lento y acompasado por uno mas rudo y frenético, lo que provoco que entre gemidos, inundara su boca.
Solo un rostro tenia en mi mente, pensando que su boca era la que me prodigaba tanto placer.